30 de abril de 2010

Irrefutable razón

En mitad de la noche, le comento a la P, que también está despierto:
―No puedo dormir, tengo el síndrome del talón que pica.
―Ja, ja, ja.. Pues entre esto y el síndrome de la memoria de vértigo, estás para que te aten.
―Que no, que me pica.
Bueno vale, la memoria de vértigo, que se parece mucho al vértigo pero no es, los médicos ya me han dicho que no existe. Pero el síndrome del talón que pica sí que existe. Lo acabo de ver en Google, en inglés, que ellos siempren van a años luz de los demás mortales.
En fin, que esta mañana no me podía levantar.
―Es tarde, levántate.
―No quiero, tengo sueño.
―Sí, pero tienes que ir a trabajar.
―Ya, pero es que hoy tengo más sueño que trabajo.

27 de abril de 2010

Cría cuervos

Era de prever. Ayer al terminar el libro, me hice un hartón de llorar imaginándome el mismo final para mi pobre gato enfermo. La consecuencia absurda fue que Federico aprovechó la coyuntura para largarme un megamordisco en el antebrazo, con lo cual acabé tirándole el libro por la cabeza al animalito por el cual había estado llorando desconsoladamente cinco minutos antes.

23 de abril de 2010

Mi auto Sant Jordi


Es que he visto la cubierta y no lo he podido evitar...

Despertador infalible

Llevo varios días llegando tan temprano a trabajar que ya hay quien me ha pedido explicaciones. La razón es muy sencilla: tener un gato que en primavera, más que gato parece moscardón. Hacia las siete de la mañana, después de haberse pasado toda la noche entrando y saliendo de la habitación, saltando sobre la cama en un intento de bedjump gatuno, caminando por encima de mis piernas como un equilibrista, saltando sobre mi cabeza una y otra vez, abriendo los cajones para jugar con los calcetines, correteando por el pasillo tipo correcaminos, haciéndose la manicura sobre el corcho de la pared, etc, a esa hora vuelve, muerto de hambre después de tanto ejercicio nocturno, salta sobre mi con la patita derecha extendida y me suelta un guantazo que supera la efectividad de cualquier despertador.

Feliç Sant Jordi.

9 de abril de 2010

Wok for ever

Como malísima cocinera que soy (léase el anterior post de las crêpes ) y creadora de combinaciones imposibles, me sorprendo a veces a mi misma preparando platos que no están del todo mal, aunque debo decir que el nivel de sorpresitud de los platos asquerosos es mucho mayor. Pienso ahora en unos espaguetis con yogur que sabían a rayos, porque a falta de mantequilla, crema de leche y queso, creí que un yogur lo arreglaría todo (aclaro por si las dudas que era un yogur natural). Pienso también en una lasaña de espinacas que olvidé escurrir después de cocerlas, y que al salir del horno parecía sopa de lasaña (aunque de sabor no estaba tan mal).
Pienso sobre todo en un lenguado con salchichas de Frankfurt que creí que sería una buena combinación y que años después mi familia todavía recuerda con no poca sorna. De todos modos, esta noche he tenido suerte y la combinación resultante, si bien no ganaría un concurso culinario, ha sido bastante potable: wok de espinacas con "gírgolas". Y es que desde que tengo el wok, regalo de navidad de mi santa madre, soy otra persona. Eso sí, la próxima vez lo haré con espinacas de verdad.

7 de abril de 2010

Días de asueto

Mis vacaciones se pueden resumir en cuatro pinceladas.
Federico en la terracita de la casa de la playa tomando el aperitivo.

Vistas del Ebro de camino al castillo de Miravet, antes del tortazo de la señora. 

Techumbre y columnas de la Cooperativa de Pinell de Brai durante la visita guíada que nos tuvimos que chupar. Aquí no tiramos a nadie por la borda.
Hermoso ejemplar de pavo real haciendo cola para ir al wc del Parque Samà. 

4 de abril de 2010

¿Culpable o inocente?

Si una va caminando tranquilamente por un pueblo y se topa con un grupo de señoras bastante seniors ellas, con sus taconcillos, sus bolsos y sus peinados de rulos; si preguntan por la subida al castillo y una servidora, en su malvada inocencia, les indica la subida sabiendo el nivel de dificultad y que por ahí no suben ya ni las cabras de Ifigenia; si una además conoce la existencia de una estupendísima carretera por donde podría llevarlas el autobús que las ha traído al pueblo; y si una al cabo de un rato sube por el camino de cabras y se encuentra a una de las seniors tirada en el suelo más larga que ancha, ¿debe una por eso sentirse culpable de omisión o de homicidio imprudente en grado de tentativa?
Estoy que no duermo.