29 de febrero de 2012

Impulsos

Pues lamento tener que reconocer que a Federico no le ha hecho ninguna gracia la cueva para gatos. Y a mi no me ha hecho ninguna gracia comprobar que soy un poco impulsiva y que no sólo tengo que devolver la casita sino también el Turbo Cepillo Felino, otro artilugio totalmente inútil que incluí en el pedido.
¿Cuánto te has gastado?
Pues la casita 23 y lo otro 15.
¿Y cuánto te costará devolverlo?
15.
Si es que a lista, no te gana nadie.

En mi defensa, tengo que decir que la cuevita era muy mona. Hace un rato, le he enviado un mail a la P.
Mira, ¡¡por fin ha entrado!!
Ehh, mentira cochina. Eso lo has hecho con Photoshop.
Vaya, cómo me conoce. Pero no es Photoshop, es la foto de la tienda, con un gato idéntico a Federico. Si es que se la saben todas para engatusar a personas sensibles como yo.

12 de febrero de 2012

Frrrrrrío

Hace tiempo que no hablo de Federico. No es que se haya ido de vacaciones, es que está hibernando. Y cuando Federico hiberna, hace como los osos: comer poco, dormir mucho, y encerrarse en sí mismo, aprovechando su manta natural. A veces no tiene más remedio que volver y entonces es cuando pasa esto
que se quema los pelos
o esto, que se busca una alfombra-zapatilla
O esto, que se intala bajo los focos
Así que como el pobrecito lo pasa cada vez peor, le he comprado una casita con calefacción. El no lo sabe todavía. Y ahora mismo no está para noticias, que hace 4º en la calle y unos 6º en casa, que hoy tengo la bomba de calor a tope. Pues eso, que cuando llegue la casita, igual me voy a vivir con él.

10 de febrero de 2012

Sombra aquí y sombra allá

Ayer por la tarde, llegué a casa dispuesta a arreglarme para ir a una fiesta. No es que fuera la gran fiesta de gala ni mucho menos, pero yo a las 8 de la noche, un día entre semana, y después de haber hecho una clase de pilates, no estoy precisamente radiante. Me miro en el espejo y decido que hoy es un buen día para ponerme una muestra de maquillaje de la Shiseido. Pero primero hay que lavarse la cara. Lo que pasa es que justo ayer me cortaron el gas y no tengo agua caliente, y con el frío que hace en mi casa… pues oye, abro el grifo, me echo un poco de agua fría y andando. Me seco. Cojo la hidratante, me la vierto en la mano, me la pongo en la cara, pero horror, resulta que como no llevo las gafas me he equivocado de pote y ahora tengo la cara llena de jabón. En fin, no tengo más remedio que lavarme bien. Con la esponjita y agua congelada retiro todo el jabón y me seco de nuevo.
Ahora toca la hidratante, pero como tengo prisa, me salto un paso y en lugar de la crema, cojo el pote de maquillaje, y me echo un poco en la mano, pero a dosis de hidratatante y me lo aplico.
¡¡Horror!! Intento esparcírmela pero me queda toda la cara blanca, parezco una japonesa. Normal, como que es de la Shiseido... ¿Qué hago? Cojo la esponjita de nuevo e intento retirar un poco. Me miro. No se ve tan blanca, me parece.... Me pinto la raya del ojo, me pongo rímel, sombra de ojos, me pinto los labios, me pongo colorete, me pongo las gafas, me miro de nuevo… y estoy fatal, ahora sí que doy miedo. Parezco una puerta japonesa. Cojo el jabón, la esponjita, el agua fría, lo retiro todo y me voy. Hoy a la fiesta voy de natural. Y a quien no le guste, que no mire.

1 de febrero de 2012

Crema de zanahorias, puerros y col


Muy contratuitivamente, tengo la nevera hasta los topes, por lo menos para mis estándares, y eso no me gusta nada. Tengo la sensación de que no podré acabármelo todo y que se me echará a perder. De manera que ayer noche, al volver del trabajo, decidí matar unos cuantos pájaros de un tiro y prepararme un crema de verduras. Los pájaros fueron: una patata, dos puerros, seis zanahorias, media col, y no puse los limones porque me pareció que no pintaban nada en esta receta, por mucha inventiva que tenga una.


Empecé cortando los puerros en láminas finas. Ya he aprendido que sólo se come la parte blanca y que los pelos se los puedo dar a Federico para que se piense que son una nueva mascota.
Luego corté las zanahorias en redondelitos que empezaron siendo muy finos pero los últimos trozos ya no tanto. Es que cortar zanahorias es muy aburrido...
Con la media col, me entró una duda existencial: así con las hojas tan apretaditas ¿hace falta lavarla? Por si acaso, después de cortarla a trozos, la lavé bajo el grifo.
Finalmente cogí la patata y la corté también en trocitos, que eso se me da muy bien.
Hasta ahí todo fácil.
La segunda parte se basó en la improvisación, experiencia anterior y sentido común, que algo de eso tengo. En una cazuela puse un resto de mantequilla, un chorro de aceite y cuando se fundió la mantequilla eché los puerros y las zanahorias. Enseguida me di cuenta de que las zanahorias deberían haber ido después, así que intenté  sacar los trocitos a mano, pero no pude con todos.
Mientras tanto en una olla, puse agua a hervir con una pastilla de caldo de verduras y mi col higienizada.
Fui removiendo los puerros con las zanahorias invitadas, y al ratito volví a añadir las expulsadas para que se reunieran con sus hermanas, tapé la cazuela y me fui a whatsappear un rato, que no es que esté yo enganchada, nooo...

Cuando volví al mundo de los mortales, la verdura se estaba empezando a pegar, así que con un cucharón hice una emulación del traspaso del Tajo con el caldo y la col. A la media hora, di por terminada la cocción con el criterio inapelable me he cansado de esperar
Entonces con mi nuevo minipimer, trituré la verdura y luego la pasé por el chino, que también estaba sin estrenar. Me quedo una crema finísima con un color naranja y un olorcito buenísimo.

El resultado es que me comí dos platos enooormes y se me olvidó hacer la foto del plato, así que este es el tupper que le he preparado a la P.
Por cierto este fin de semana me instalo en su casa, porque quedarme en la mía o meterme en la nevera, ahora que ya hay más sitio, viene a ser lo mismo.