Como malísima cocinera que soy (léase el anterior post de las crêpes ) y creadora de combinaciones imposibles, me sorprendo a veces a mi misma preparando platos que no están del todo mal, aunque debo decir que el nivel de sorpresitud de los platos asquerosos es mucho mayor. Pienso ahora en unos espaguetis con yogur que sabían a rayos, porque a falta de mantequilla, crema de leche y queso, creí que un yogur lo arreglaría todo (aclaro por si las dudas que era un yogur natural). Pienso también en una lasaña de espinacas que olvidé escurrir después de cocerlas, y que al salir del horno parecía sopa de lasaña (aunque de sabor no estaba tan mal).
Pienso sobre todo en un lenguado con salchichas de Frankfurt que creí que sería una buena combinación y que años después mi familia todavía recuerda con no poca sorna. De todos modos, esta noche he tenido suerte y la combinación resultante, si bien no ganaría un concurso culinario, ha sido bastante potable: wok de espinacas con "gírgolas". Y es que desde que tengo el wok, regalo de navidad de mi santa madre, soy otra persona. Eso sí, la próxima vez lo haré con espinacas de verdad.
1 comentario:
Miss Wu ya te lo he dicho mil veces, compra la cocinera, lo descongelas y ya está. Nadie se va a enterar...
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