El fin de semana pasado nos llevamos a Federico a su primer hotel. De hecho era una casa rural en Girona (Mas Duc). No es amor de madre, pero tengo que decir que Federico se ha comportado muy correctamente. No se ha colgado de las cortinas, ni ha destrozado los muebles, ni se ha comido la alfombra, ni siquiera ha dejado pelos en la colcha como hace en casa. En definitiva, un lujo de invitado. Tanto es así que he decidido repetir la experiencia en breve.
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