25 de mayo de 2015

Lentejas con acelgas con cúrcuma y garam masala

El lunes pasado a lo tonto a lo tonto me puse a hacer lentejas con cuatro cosillas que tenía por la nevera. Oyes, me quedaron riquísimas. Lo malo es que hice tantas que ahora mismo he tirado lo que no pudimos comernos la semana pasada así que para que no se me olvide que la próxima vez tengo que hacer la mitad, aquí me apunto mi receta, ideada-inventada-diseñada y administrada por mí misma.
1 bote de lentejas cocidas
1 bolsa de acelgas
1/2 cebolla grande
4 zanahorias
1 patata
2 hojitas de laurel
aceite, sal, pimienta, cúrcuma y garam masala
y creo que ya está.


Primero piqué la cebolla y la puse a sofreír en una cazuela, con un chorro de aceite. Luego añadí la patata cortada en cuadritos y las zanahorias cortadas en rodajas. Removí un buen rato y cuando me cansé (porque yo funciono a cansancios e impaciencias) fui añadiendo las acelgas cortadas en tiras finitas. Lo dejé en el fuego unos 20 minutos, añadí una cucharadita de cúrcuma y otra de garam masala, y cuando me pareció adecuado (es decir cuando me harté de remover) añadí agua caliente y las hojas de laurel y dejé que hiciera chup chup un rato más.
En eso llega la P y mete la cabeza en la cocina:
—¡¡¡Mmmmm!!! ¡¡¡Qué bien huele!!! ¿No me digas que estás cocinando?
— Pues sí, aunque no te lo creas. Unas lentejas con verduras la mar de buenas.
—Ah, pero también le pondrás chorizo y morcilla ¿¿no??
—He dicho con verduras.
—Ya, ya, pero también has compr....
—Noooo. Con verduras. Que estoy a régimeeeeeeennnnn.....
Para distraerlo, le mandé abrir el bote de lentejas.
—¿Las añades ya?
—Sí.... ¿no? Supongo que como están cocidas, no tienen que hervir mucho. Bueno digo yo, en realidad no tengo ni idea.
—Pues anda que yo....
Así que las eché. Dejé que hirviera un ratito todo y apagué el fuego. Cenamos lentejas, el día siguiente comimos lentejas y por la noche volvimos a cenar lentejas.
Al otro día, voy a la dietista a pesarme.
—Pues ya me dirás que has hecho. Has ganado 400 gramos.
—No sé... me he portado bien... creo... Porque lentejas puedo comer ¿verdad?
La dietista me mira como si yo fuera subnormal profunda.
—Pues claro que no. Las lentejas son legumbres, y a menos que las quemes enseguida, no puedes comer lentejas.
—Hombre, por favor, ¡¡¡por una vez que no se me queman!!!!


7 de marzo de 2015

Mousse de limón, la reina de las fiestas

El huerto de la casa de Beni nos ha dado este año entre mil y dos mil naranjas que me he comido al ritmo de 2 al día y la P al ritmo de no-pararía-de-comer-naranjas al día, o sea bastante más que yo pero oyes, que yo no digo nada eh.
Lo que también nos ha dado este invierno son muchos limones que son más difíciles de comer pero finalmente sólo nos quedan 4, -en un estado bastante lamentable, la verdad- así que he decidido recuperar la famosísina mousse de limón de Bea, el postre rey de todas nuestras fiestas de los años 90, sin el cual no estaba autorizada a presentarse en ninguna, so pena de encontrarse de patitas en la calle.
La receta no puede ser más simplona, con una lista de ingredientes mínima y unas instrucciones dignas de mi talento culinario:
- 4 limones
- 500 gr de yogur natural
- 250 gr de leche condensada
Hay que exprimir los limones, mezclar el zumo con la leche condensada y el yogur y pasarlo todo por el minipímer. De verdad, en la vida he visto cosa más tonta. Lo más complicado de toda la receta sería calcular la media hora que tiene que estar en el congelador, y si me apuras, abrir la puerta sin que se te caiga al suelo.
Y este es el resultado.
el postre más tonto del mundo: mousse de limón de Bea

20 de febrero de 2015

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio

Y la verdad es que ha pasado mucho tiempo desde mi último post, y en este tiempo pasaron muchas cosas, y perdí tanto, que escribir me va a costar mucho pero lo voy a intentar.

Vivimos un año en Londres, en este barrio que no voy a decir cuál es:
en esta calle cuyo cartel lo dice todo:
En verano descubrimos que en el sur de Inglaterra hay playas así:
Y llegó el invierno

y luego Navidad