1 de diciembre de 2011

Mi primera ratatouille chispas


Domingo tonto y nada en la nevera, solo un calabacín, una berenjena, cuatro pimientos y media col. La P hace un intento de salir por peteneras:
―¿Vamos a comer una paellita por ahí?
―Que noo, que tenemos que acabarnos lo que hay en la nevera.
―¿Las hueveras?
―Que no, que con lo que tengo, puedo hacer una ratatouille la mar de buena.
―Madre mía, madre mía…..
Busco una receta por internet. Veo que me falta cebolla, tomate, ajos y las hierbas.
―Bueno, salimos a dar una vuelta y compro en el paki.
―Y qué, ¿vamos a comer sólo tu ratatouille?
―Ya verás cómo te gusta.
―No, si no tengo la menor duda… pero por si acaso, compramos un pollo al ast.
Nos ponemos los abrigos y salimos. A dos manzanas, hay un sitio de pollos. Nos ponemos en la fila, detrás de un chico pelín guarro, con un perro muy limpio que hace mil monerías.
―Me encanta este barrio tan silvestre, le digo a la P por lo bajini. Has visto qué mono el perro,. Jo, me encantaría poder llevarme a Federico de paseo los domingos.
―Sí, para que se te escape.
―Que no, que lo llevaría con una correa, como si fuera un perrito.  
―Con una correa lo tenías cuando se te escapó, y casi te da un síncope.
―Ya, pero te digo que lo ataría muy bien, le pondría una cuerda en las patas de delante.
―Eso, y otra en las patas de atrás, y lo confunden con un pollo.
―Eres tonto y malo.
Es nuestro turno.
―Un pollo, dice la P.
―Medio pollo, digo yo.
Ah sí, claro, como tenemos la nevera llena, oigo que murmura.
Por precaución, pido seis huevos y cuatro croquetas, no vaya a ser que la P lleve razón. Pasamos por el paki a comprar la verdura y volvemos a casa. Federico no ha puesto la mesa, no hay manera de que aprenda. Pero yo sí, porque algo así fue lo que quedó.

Bueno vale, la foto es de Internet, pero es que como estaba tan bueno, se me olvidó hacer la foto.

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