24 de febrero de 2010

Mis increíbles hombres menguantes

Me he encontrado a Sosoman esta mañana en plena calle. O yo he crecido y es verdad que hacer Pilates te estira, o todos mis ex van menguando con el tiempo. En Navidad fui a cenar con Mf y tuve que mirarle a los pies a ver si por casualidad iba descalzo, porque de repente me llegaba a los hombros. Y digo yo, bueno, vale que yo puedo haber mejorado un poco la postura, pero ellos ¿qué han hecho para reducir cinco centímetros? ¿Eliminarse una costilla? ¿Acortarse el fémur? ¿Limarse una rótula? No lo entiendo... O será que yo en sus épocas no me fijaba en esos detalles, pero no puede ser, con lo que yo soy. Que en fin, novios canijos he tenido, y regresivos también me han tocado, incluso alguno progresivo, pero novios con capacidad de encogerse no sabía yo que hubiese tenido. Aunque pensándolo bien, con la de veces que le habré rogado al cielo que borrara algún pesado del mapa, mira por dónde, igual me ha oído.

17 de febrero de 2010

Angustia

Preocupada como estoy por Federico, que no hace más que entrar y salir del hospital, me ha encantado saber que existe en Estados Unidos una línea aérea solo para gatos y perros (Pet Airways) donde viajan en cabina y son tratados como "pawssengers". Siempre quise llevarme a Federico de vacaciones, ponerlo en su jaula, subirme a un avión con él y pasarme el viaje acariciándole el morrito. Ya no creo que pueda. Hoy me voy unos días fuera y Federico está de nuevo en el hospital. Me voy con una angustia tremenda, esperando que E. lo pueda ir a recoger hoy, se lo lleve a casa y me lo cuide hasta que yo vuelva. Y que yo pueda verlo.

14 de febrero de 2010

Crêpes de nada

Hoy, 14 de febrero, me he decidido a hacer unos crêpes para la P. Llevaba tiempo prometiéndoselo, pero el sábado en el mercado me regalaron media docena de huevos y como nos vamos unos días fuera, pensé, qué buena manera de aprovechar esos huevos.
Así que me meto en la cocina, cojo tres huevos, harina, leche, un poco de sal, aceite —porque mantequilla no tengo—, y preparo en un plis medio litro de pasta.
En ese momento, me doy cuenta de que no tengo nada que ponerle a mis crêpes más que dos tristes lonchas de queso, y un culo de mermelada de fresa.
Le digo a la P:
—¿Por qué no bajas al paki y traes un poco de jamón? (y ya de paso, compras queso, mermelada, mantequilla, chocolate, leche condensada….)
— ¡Los cojones, con la rasca que hace!
En vista del éxito, me pongo a buscar en Google una solución. Quizás se pueda congelar la pasta. Pero lo que encuentro son consejos para congelar los crêpes una vez hechos. Los cojones, digo esta vez yo. Me voy a tirar dos horas haciendo crêpes para luego congelarlos. Sigo buscando en Google, en algún recetario original igual encuentro algo tipo: crêpes de nada o crêpes de aire. La P. me arrebata el portátil y me dice no te preocupes, y luego escribe en la barra de búsqueda: ″crêpes de amor‟.





Feliz y dulce día de San Valentín.

13 de febrero de 2010

El pato de Niuspi

Frío día de diciembre del 2006. Niuspi y yo vamos paseando hacia el Retiro.
—Oye, ¿en el Retiro hay patos?
—Pues no lo sé, supongo que sí, en el laguito.
Llegamos al parque. Hace un frío que pela. Nos acercamos al lago.
—Mira, ¡allí hay un pato!
—Es verdad.
—¡Y tiene mucho frío!
—Sííí, ¡tiene la cabeza morada del frío!
—Lleva una bufanda!!
—¿Cómo va a llevar una bufanda?
—Pues un gorrito.
—Ostras, Niuspi, que no es un pato.
—¿Cómo que no es un pato?
—Que no. Es una boya.
—Anda, es verdad.
Pues parecía un pato.

11 de febrero de 2010

A grandes fríos, grandes remedios

Por lo visto, esta noche no hace más de 4 grados. Para mi amiga S. que vive en Baltimore y que tiene la casa sepultada bajo la nieve, o para mi otra amiga S. que vive en Frankfurt y que ayer me contó que nunca ha visto un invierno tan frío, 4 grados debe de ser para morirse de risa. Pero eso es porque ellas tienen calefacción y yo no. Yo tengo una bomba de aire que hace más ruido que otra cosa, una estufa de aceite en la habitación que hace lo que puede, y otra estufa de dos resistencias de las cuales sólo funciona una.
Tengo las manos absolutamente congeladas, a pesar de la manta supuestamente térmica que me echo por encima. Federico intenta refugiarse debajo, pero no siempre nos ponemos de acuerdo y acaba saliendo de ahí muy ofendido para acercarse lo más posible a la estufa. Prefiere mil veces achicharrarse el pelo que seguir soportando el frío.






Federico con el pelo chamuscado


Eso o sentarse encima de mi zapatilla, que se está mucho más calentito, dónde va a parar.

10 de febrero de 2010

Cosas que me gustan


Le he jurado y perjurado muchas veces a la P. que si no voy mucho a su casa es por pura pereza o por pura practicidad, según se mire. El viernes por la noche, metí a Federico en su jaulita, y nos fuimos a pasar el fin de semana a su piso. El sábado mientras él trabajaba, estuve leyendo mucho rato, y cuando acabé el libro, me levanté del sofá y le solté: En tu casa no tengo muchas cosas que hacer. Ante la cara de pasmo, añadí un punto y coma imaginario a mi frase y seguí, pero no te preocupes, que ahora mismo me pongo a ordenar algo. Ordenar es algo que me apasiona, ordenar y luego tirar todo lo que sobra. Se salvó de la quema una caja llena de libros infantiles, entre los cuales me extrañó encontrar una antigua edición de El Halcón Maltés. No he leído la novela, y la película la habré visto hace demasiados años, por lo que me hice una nota mental para mi siguiente lectura.


El domingo sin embargo  se me cruzó por delante un título de Paul Auster que no había leído. No me pude resistir, dejé lo que estaba haciendo, y me puse a leer. Nada más empezar, al personaje protagonista de ‟Oracle Night‟, un amigo le relata un episodio de El Halcón Maltés, recomendándole que escriba algo basándose en esa historia.
Estoy a punto de terminar el libro. El protagonista se ha quedado parado con su historia basada en otra historia, y no sabe cómo continuar. Pienso en la de veces que se producen casualidades de este tipo, y en que después de leer y ordenar, lo que más me gusta es comprobar por mi misma las verdades de la Ley de la Atracción .

2 de febrero de 2010

Duplicando intenciones

No tenía bastante con uno, he tenido que crear otro.
De profesión, creadora de blogs.
Esto es como quien pone una tienda y se pasa meses decorándola hasta poner el género.
— ¿Y entra mucha gente?
— Bueno....