16 de enero de 2011

El reto

Esta noche he soñado algo muy raro. Estaba cenando con mi padre, que no era mi padre, si no un playboy cuarentón, con el pelo rizado, y le contaba lo que me había explicado mi amiga R unos días antes. R había descubierto que su padre tenía tres cédulas de defunción, y se había escapado del pisquiátrico para confrontar los hechos con su madre en Nochebuena. La madre no había tenido más remedio que abrirle la puerta y mi amiga había descubierto que los papeles de la muerte de su padre ya no estaban en la caja fuerte. A la mitad del relato, a mi padre le daba un yuyu y yo pensaba que se había atragantado con una endivia. Se quitaba la chaqueta para que le diera el aire, y entonces se le caía un caja con unas pastillas y dos papeles de fumar, y a mi me parecía todo muy sospechoso, en particular porque me había dicho que estaba preparando un viaje a Lisboa y yo me imaginaba que tenía una amante que le estaría esperando. Después, se recuperaba y se iba con un bebé que tenía por ahí y yo le seguía para cuidar al bebé. Ibamos a su casa y abría la nevera para coger leche pero la nevera estaba muy sucia y la mantequilla mucho más. 
Cuando me he despertado, le he contado el sueño entero a  la P. con pelos y señales.
—Si utilizaras la energía que gastas en tus sueños en aprender a cocinar, serías como Martín Berasategui.
Como me he picado, voy a preparar ahora mismo un plato de mi invención: verduras al wok con arroz basmati. Sí, ya lo sé, el plato no es muy original, pero el modus operandi seguro que sí.

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