20 de marzo de 2012

The wall Parte 1

Érase un apartamento algo vetusto y frío. Érase una habitación del apartamento forrada de corcho. Érase un gato travieso que gustaba de rascarse las uñas con el corcho. Érase finalmente una pared de la habitación destrozada a arañazos. Un buen día, decidí arrancar el corcho y le pido ayuda a la P. De eso hace dos años, y aún contando con la inestimable ayuda de la P, sólo arrancamos la mitad. Era eso o arrancar la pared entera, incluyendo las tuberías del baño, que está del otro lado. 
Y así se quedó durante dos años. Hasta que un bun día, harta de ver esos horribles desconchones decidí pintarla, contando de nuevo con la ayuda de mi oPerario favorito. 
Primero pusimos masilla en los agujeros, luego lijamos, volvimos a masillar y a lijar, así unas cuantas veces, durante varios fines de semana. Finalmente decidí que estaba lista para pintar, así que fui a comprar pintura. La idea era pintar la pared entera, incluyendo el corcho así que tras varias visitas a la droguería de la esquina, compré un esmalte apto para ambas superficies, por si acaso. Y compré un tapaporos para el corcho, y un liquido adhesivo para preparar la pared.  La primera capa quedó así, con las marcas de los desconchones a la vista, lo que le da un aspecto rústico que no me desagrada del todo. Una pared perfecta habría cantado demasiado.
Una vez los muebles puestos, quedó esto.
Pero esto no era suficiente, el resto de la habitación quedaba sin gracia, más bien horrible y en los días grises parecía una cajita de trufas pero sin trufas.
Asi que primero tiré las sábanas y me compré dos juegos nuevos mucho más bonito que ese, y también un tapete nuevo, a juego con no se sabe muy bien con qué.
Y entonces cogí el pote de pintura y volví al ataque.

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