Cuando entro en la consulta, la dietista recupera mi ficha:
―Ah, ya veo que viniste en el 2006. Te fue bien, ¿no? Aquí dice que perdiste unos cinco kilos.
―Sí, pero los debí de perder como la madre de Pulgarcito, porque volvieron todos.
―Ya, bueno, eso pasa. Debió de fallarte el mantenimiento.
¿El mantenimiento? Vas a ver tú si me mantengo o no, voy a seguir el régimen a rajatabla.
Esta tarde he pasado por una tienda de comida biológica a hacer la compra. Luego he llegado a casa y me he puesto a preparar la cena:
―¡A comeeeeer!
La P se sienta y prueba lo que he preparado.
―Esto es crema de lentejas. ¡Es bio!
―Qué bio ni qué leches. No sabe a nada.
―Bueno, pues ecológica.
―¿Ecológica? Será ecoilógica, ¿cómo pueden vender esta porquería?
―Bueno, es que también lleva alga Kombi, que es sólo para paladares exquisitos....
Se acaba la crema entre aspavientos, y se levanta a buscar el segundo que he dejado en la cocina calentándose. Sirvo. Me mira con los ojos como dos naranjas:
―¿¿¿Y esto qué es???
―Esto es Tofu con Chía.
―¿Con quéééé?
―Chía. Es una semilla ... me parece....
―Lo que me parece a mi es una loncha de pan alemán.
―Que no, que es tofu. Es proteína pura. Mira qué dice la etiqueta: "Por su fantástico sabor, aroma y textura es ideal para sustituir la proteína animal de toda la familia".
―Puaggh. ¿Por su fantástico sabor, aroma y textura?
―Bueno, vale, quizás me ha faltado ponerle un tomatito para acompañar, pero mira, si le pones mostaza fuerte de Dijon, mejora mucho...
―Tu sí que mejoras, pero en el restaurante...
De postre, saco dos yogures desnatados con avena. Terminamos de cenar y recogemos.
―Bueno, ¿te ha gustado? Te aviso que como estaba todo en oferta 2x1 he comprado para varias semanas.
Me parece que me acabo de quedar sin marido.
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