10 de febrero de 2012

Sombra aquí y sombra allá

Ayer por la tarde, llegué a casa dispuesta a arreglarme para ir a una fiesta. No es que fuera la gran fiesta de gala ni mucho menos, pero yo a las 8 de la noche, un día entre semana, y después de haber hecho una clase de pilates, no estoy precisamente radiante. Me miro en el espejo y decido que hoy es un buen día para ponerme una muestra de maquillaje de la Shiseido. Pero primero hay que lavarse la cara. Lo que pasa es que justo ayer me cortaron el gas y no tengo agua caliente, y con el frío que hace en mi casa… pues oye, abro el grifo, me echo un poco de agua fría y andando. Me seco. Cojo la hidratante, me la vierto en la mano, me la pongo en la cara, pero horror, resulta que como no llevo las gafas me he equivocado de pote y ahora tengo la cara llena de jabón. En fin, no tengo más remedio que lavarme bien. Con la esponjita y agua congelada retiro todo el jabón y me seco de nuevo.
Ahora toca la hidratante, pero como tengo prisa, me salto un paso y en lugar de la crema, cojo el pote de maquillaje, y me echo un poco en la mano, pero a dosis de hidratatante y me lo aplico.
¡¡Horror!! Intento esparcírmela pero me queda toda la cara blanca, parezco una japonesa. Normal, como que es de la Shiseido... ¿Qué hago? Cojo la esponjita de nuevo e intento retirar un poco. Me miro. No se ve tan blanca, me parece.... Me pinto la raya del ojo, me pongo rímel, sombra de ojos, me pinto los labios, me pongo colorete, me pongo las gafas, me miro de nuevo… y estoy fatal, ahora sí que doy miedo. Parezco una puerta japonesa. Cojo el jabón, la esponjita, el agua fría, lo retiro todo y me voy. Hoy a la fiesta voy de natural. Y a quien no le guste, que no mire.

No hay comentarios: