Esta noche no podía dormir, notaba un olor rarísimo que me molestaba mucho. No sabía si era la P que olía raro. Nunca huele, pero vete a saber; yo desde luego no era. Le he despertado:
―Oye, que no puedo dormir. Huele fatal.
―Hmmmm… yo no noto nada….zzzz....
―Que sí, ¿no lo hueles?
―Anda, pesada, duerme, será un pedo de tu fantasma.
Como el olor persistía me he cabreado y me he ido al cuarto de invitados, pero con el cabreo me ha costado mucho dormirme. La P se ha despertado hacia las seis y me ha buscado por toda la casa:
―¿Pero qué haces aquí?
―Dormir. Ahí huele mal.
―Ahí no huele a nada.
Así que me he vuelto a la cama con él.
―¿¿Pero no notas cómo huele??
―No tonta, eso deben ser las tuberías, por la lluvia que ha caído toda la noche.
Al final, me he quedado frita, anestesiada supongo. La P se ha levantado temprano y se ha ido. Cuando me he despertado, seguía oliendo fatal. Seguro que es el ratón de ayer, he pensado, que se lo habrá merendado Federico y ha dejado las sobras por ahí.
Por si acaso, me he duchado y vestido corriendo sin mirar, porque como me encuentre un cadáver a medio masticar me caigo muerta, y la P se tiene que encargar no de uno, sino de dos funerales.
Al rato me llama al trabajo la Pattychica:
―Señorita Wu, con el vómito que hay debajo de la cama ¿qué hago? ¿Lo limpio con lejía o con fregasuelos?
―¿Y arrancar el suelo y volverme a poner parquet, ¿no puedes?
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